domingo, 7 de marzo de 2010

¿Cómo dar clase a primero de bachillerato?
Dar clase no es nada fácil, pues muchas veces hay que lidiar con alumnos que no se saben comportar, ni siquiera en primero de bachillerato, donde se supone que ya tienes una edad considerable para comportarte como una persona más o menos adulta. Se puede dar clase de muchas formas, pero hay una serie de cosas que hay que tener presentes.
Lo primero que tienes que haber hecho es haber aprendido la asignatura que quieras impartir. Tienes que haber aprendido todo acerca de esa asignatura mediante el aprendizaje constructivo, para poder transmitir esos conocimientos a tus alumnos. Claro que para ello es necesario tener memoria. Necesitas acordarte de esos conocimientos que has aprendido para poder enseñárselos a tus alumnos. Además, si no te acuerdas de quiénes son tus alumnos, de sus nombres y de cómo van en el curso, las cosas resultarán un poco difíciles. También necesitas la memoria para acordarte de los exámenes, de las evaluaciones... Muy importante es que te guste lo que estás haciendo, que te guste tu asignatura, ya que si no tienes esa motivación no harás tu trabajo a gusto ni darás clase tan bien como lo harías si te gustara. Lo que no puede existir de ninguna manera es la frustración. Esta frustración puede aparecer cuando tus alumnos no te hacen caso y no paran de hablar. Si se diera esta situación, tus ganas de dar clase desaparecerían y te podrías llegar a sentir bastante mal, aunque esto último depende de la persona. Así mismo, la inteligencia es clave para dar clase, ya que puede haber alumnos muy mal intencionados a los que debes saber manejar, por ejemplo, si te vacilan, si no te hacen caso... Debes saber lo que tienes que hacer en cada momento, como controlarles y como imponerte, porque en una clase el que manda es el profesor. Tu personalidad tiene que estar bien definida, así tus alumnos sabrán cómo eres, lo que puedes hacer y a qué atenerse contigo. En tu personalidad debe predominar tu yo. Muchas veces puede que quieras matar a un alumno impertinente, pero ese deseo hay que sublimarlo, pues te puede acarrear muy malas consecuencias.
En definitiva, pienso que dar clase, ser profesor, no debe de ser fácil, por eso hay que estar seguro antes de tomar la decisión de serlo.